Los cambios de temperatura y la llegada del frío propio de la estación hacen que las personas sufran catarros y gripes y, en los peores casos, faringitis, bronquitis y amigdalitis.
Al respecto, el nutricionista de EsSalud Marco Taboada informó que para combatir el frío no sólo es importante abrigarse bien – la herramienta más obvia para no resfriarnos –, sino que nuestra alimentación se adapte a las circunstancias; es decir, consumir alimentos calientes y calóricos, que no engorden.
“Una de las alternativas son los caldos. Estos ayudan al organismo a mantener la temperatura corporal adecuada y además nos hidratan. La sopa de pollo, en concreto, tiene también propiedades antinflamatorias y ayuda a combatir las infecciones del tracto respiratorio”, dijo.
Recomendó el consumo de grasas saludables, como el omega 3, que se encuentra sobre todo en el pescado azul.
“La energía también puede obtenerse a través de los hidratos de carbono. La pasta y el arroz son alimentos muy recomendados durante el invierno, pero su consumo debe ser con moderación”, acotó.
Señaló que la cebolla, ajo y jengibre son tres vegetales que refuerzan nuestro sistema inmunológico.
“El ajo contiene alicina, un compuesto con efectos antibióticos y antioxidantes, que puede ser un gran aliado contra los resfriados. La cebolla, además de ser una importante fuente de vitaminas, tiene propiedades antirreumáticas, una enfermedad cuyos efectos se incrementan en invierno. El jengibre es quizás el mayor aliado contra el frío”, explicó.
También, recomendó el consumo de fruta en invierno, al señalar que la vitamina C presente en los cítricos ayuda a prevenir los resfriados y reducir sus síntomas. “Aunque las naranjas y mandarinas son las frutas que más tomamos en invierno, no debemos olvidarnos del kiwi, que también tiene muchísima vitamina C. Un buen hábito a instaurar en invierno es el de tomar un zumo de naranja todas las mañanas”, dijo.
Por último, señaló que en caso de las embarazadas se recomienda el consumo de carnes, “sangrecita”, pescados, leche, yogurt, queso, huevos, verduras de hojas verdes, menestras y frejoles, frutas, cereales con granos enteros (integrales), así como ácido fólico.