La Hepatitis es un problema de salud pública porque sus consecuencias tienen un gran impacto en millones de personas, actualmente se estima que una de cada doce personas puede padecer esta enfermedad sin saberlo y por ello no accede a un tratamiento que puede salvar su vida.
“Cuando se desarrolla la enfermedad, puede convertirse en crónica y aumenta el peligro de que progrese a cirrosis, cáncer de hígado o falla hepática, alertó la doctora Rossana Román Vargas, jefa del Servicio de Hígado del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins de EsSalud.
La hepatitis viral agrupa a enfermedades infecciosas entre las que se hallan las hepatitis A, B, C, D y E, estas son patologías que causan la muerte de cerca de 1 millón 400 mil personas en todo el mundo cada año, al provocar inflamación y alteración de las funciones del hígado.
“Las principales vías de transmisión de la hepatitis son las relaciones sexuales sin protección, las transfusiones de sangre, la reutilización de agujas hipodérmicas, compartir cepillos de dientes u otros objetos de uso personal de un paciente enfermo y la trasmisión de madre a hijos durante la gestación”, detalló la especialista.
Además, recomienda que si una persona considera que tiene algún factor de riesgo para la Hepatitis B o C debe acudir de inmediato a la consulta médica para que sea evaluado, se le realice un diagnóstico y acceda al tratamiento adecuad.
Una vez diagnosticada la Hepatitis, existen posibilidades terapéuticas que, en caso de no ser aplicadas podrían conducir al paciente a la cirrosis hepática o el cáncer. “Ambas condiciones de salud pueden ser terminales y requerir un trasplante de hígado para sobrevivir”, sostiene la doctora Román.
Entre los síntomas más comunes de esta enfermedad podemos mencionar el dolor o distensión en el área abdominal, la orina turbia y deposiciones de color arcilla o pálidas, fatiga, fiebre, ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos), inapetencia, pérdida de peso, náuseas y vómitos.