Una mascota puede alargar los años de vida, sostiene especialista de EsSalud

Quien tiene una mascota por compañía, tiene posibilidades de vivir más años. Esta buena noticia para aquellas personas que aman a los animales, se explica porque el nuevo “miembro” de la familia se convierte en receptor de afectos y sentimientos positivos y, también en vehículo de unión del clan familiar, sobre todo para niños y adultos mayores, señaló Marlene Antón Barreto, psicóloga del Policlínico Pablo Bermúdez de EsSalud.

 

Entre los beneficios que brinda a los adultos mayores, la especialista dijo que la mascota puede convertirse en “confidente” de los sentimientos privados, reales o ficticios, de aquellas personas que los tienen por compañía y que por razones diversas, pasan muchas horas solas o incomunicadas. De esta manera las personas satisfacen su necesidad de comunicación, ejercitan su memoria y adquieren, además, una sensación de confianza, seguridad, utilidad y poder protector que se lo transmiten a su mascota. Es decir, elevan su autoestima.

 

“Todo esto es una forma de  “tratamiento preventivo” contra enfermedades crónicas, puesto que la atención y cuidado que generan y los afectos que centran en sus mascotas, promueven en los mayores, sentimientos y pensamientos positivos, relajantes y antiestrés. A lo que hay que añadir que el cuidado y el paseo de la mascota, sociabiliza y ejercita al dueño, alejándolo de la depresión, entre otras enfermedades”. Esta suma de beneficios dará como resultado, sin duda,  una mayor cantidad de años de vida, sana y plena”, acotó.

 

Respecto a los niños, la especialista sostuvo que tener una mascota les ayudará a construir lazos positivos basados en la responsabilidad, el amor y el respeto por la vida en general. “Una mascota en casa, ayudará a los padres a enseñar a los niños sobre el proceso natural de la vida relacionada al nacimiento, el crecimiento, la enfermedad y la muerte de todo ser vivo”, indicó.

 

Al respecto, Antón Barreto, sostuvo que ante la muerte de la mascota, los niños deben procesar el “duelo” natural de la perdida un tiempo prudencial, que los preparará en el futuro a tener tolerancia al dolor o la frustración (como no ingresar a la universidad, por ejemplo, perder el trabajo o la muerte misma de sus seres queridos). “Reemplazar inmediatamente con una mascota nueva a la ausente, no es lo más saludable ni lo más recomendable que puedan hacer los padres”, subrayó.

 

Finalmente, precisó, que para que la experiencia de tener una mascota sea totalmente enriquecedora, los padres y los niños, deben elegir la más apropiada para la familia. Esto significa tener en cuenta el espacio natural que le asignarán y la disponibilidad de tiempo de la familia. Y que sobre todo, los niños tengan en cuenta que su nuevo “amigo” no será un juguete que puedan manejar o desechar a voluntad, sino, un ser vivo con necesidades y “derechos”.

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